Este es Don Lorenzo y a sus 102 años sigue vendiendo raspados y conquistando las redes sociales | VIDEO
Con más de siete décadas preparando raspados y una historia de vida marcada por el esfuerzo, Don Lorenzo Rodríguez, “El Tío”, es ejemplo de trabajo y perseverancia.
En las calles de Monclova, Coahuila, una figura se ha convertido en sinónimo de perseverancia y tradición. Don Lorenzo Rodríguez, conocido cariñosamente como El Tío, sigue recorriendo la ciudad con su carretón para vender raspados, a pesar de que acaba de cumplir 102 años.
Su oficio no es nuevo: lleva más de setenta años endulzando la vida de sus vecinos con los tradicionales raspados que él mismo prepara. Con un sombrero para protegerse del sol y una sonrisa que no pierde, avanza por las calles ofreciendo un producto que ya es parte del paisaje urbano de la ciudad.
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Una vida marcada por el trabajo y la familia
Don Lorenzo nació en 1923 en San Luis Potosí y llegó a Monclova en 1963. Junto a su esposa Bonifacia formó una gran familia: diez hijos, 48 nietos, 26 bisnietos y tres tataranietos. La necesidad lo llevó a construir su propia carreta, que en sus primeros años jalaba él mismo para llegar a cada rincón de la ciudad.
Cuando se le pregunta por su secreto para llegar a los 102 años con tanta energía, responde sin titubear: “El trabajo”. Y añade una frase que se ha vuelto su sello personal: “Si me siento, pronto nos vamos”.
Un fenómeno en redes sociales
La historia de El Tío trascendió las calles cuando el influencer Alex Serrano publicó un video en TikTok titulado “102 años y sigue trabajando”. La grabación superó el millón de reproducciones y generó miles de comentarios de admiración y cariño hacia Don Lorenzo.
El reconocimiento de la comunidad no se detuvo ahí. En 2023, fue homenajeado con un mural frente a una escuela primaria, donde se plasmó su imagen junto a la frase: “Un ejemplo de trabajo y esfuerzo”.
Un ejemplo de que la edad es solo un número
Lejos de pensar en retirarse, Don Lorenzo sigue trabajando cada día, convencido de que mantenerse activo es la clave para vivir más y mejor. Su historia se ha convertido en un recordatorio de que la edad no es un límite cuando existe pasión por lo que se hace y amor por la vida.
Con cada raspado que vende, deja algo más que un sabor dulce: un mensaje de constancia, dignidad y orgullo por el trabajo bien hecho.
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