Esta es la verdadera historia detrás del monumento de la “X” en Ciudad Juárez

El monumento La X, construido entre 2008 y 2013, es una obra emblemática del escultor chihuahuense Enrique Carbajal, conocido como Sebastián.

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El monumento La X, construido entre 2008 y 2013, es una obra emblemática del escultor chihuahuense Enrique Carbajal, conocido como Sebastián. Esta monumental estructura, ubicada en Ciudad Juárez, no solo representa un tributo a Benito Juárez, sino que encierra un significado cultural y simbólico que fusiona la historia, la identidad nacional y la espiritualidad prehispánica.

Un homenaje a Benito Juárez y su legado histórico

Benito Juárez, primer presidente de México con ascendencia indígena, fue una figura clave en la transformación del país. Una de sus decisiones más simbólicas fue cambiar la letra “j” en el nombre de México por una “x”. Este cambio no fue casual, pues la “X” representa un vínculo entre dos mundos: lo español y lo indígena, la dualidad que define al mestizaje mexicano.

Sebastián, el creador de esta magna obra, explica que La X no solo representa ese cambio lingüístico, sino también el espíritu de un país que se reconoce como una mezcla inseparable de dos culturas fundamentales.

El simbolismo detrás de la X: El mestizaje y el sacrificio

El diseño de La X va más allá de su forma geométrica. Uno de sus brazos representa los esfuerzos inalcanzables por lograr los ideales tanto de la ciudad como de la nación. Al mismo tiempo, el monumento incorpora un elemento profundamente espiritual: la representación de la cruz del Nahui Ollin, un símbolo azteca que ocupa el centro del calendario mexica.

Este símbolo, vinculado con los sacrificios de sangre ofrecidos a los dioses, refleja el sacrificio, la transformación y la renovación constante, elementos que forman parte de la identidad cultural mexicana.

Un ícono moderno de identidad mexicana

La X de Juárez no es solo una estructura monumental, sino un testimonio visual del mestizaje, de la historia y del esfuerzo por alcanzar un futuro mejor. Enrique Carbajal logró encapsular, en una pieza arquitectónica, el peso simbólico de siglos de historia y el espíritu de un pueblo que sigue buscando su identidad en la convergencia de sus raíces indígenas y europeas.

Este monumento se erige no solo como un homenaje a Benito Juárez, sino también como un recordatorio de que la historia de México está escrita en símbolos que perduran en el tiempo.

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