México se prepara para un acontecimiento cinematográfico sin precedentes. El próximo 23 de octubre llegará a las salas Soy Frankelda, el primer largometraje mexicano producido íntegramente con la técnica de stop motion, una forma de animación que requiere precisión artesanal y cientos de horas de trabajo fotograma a fotograma.

La cinta es una creación de Roy y Arturo Ambriz, fundadores del estudio Cinema Fantasma, quienes tras más de una década de trabajo logran materializar una propuesta visual ambiciosa y profundamente personal.

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Una historia sobre el arte, la frustración y los demonios internos

Soy Frankelda cuenta la historia de una escritora mexicana que debe enfrentarse a sus propios miedos y frustraciones para continuar creando. La trama, explican los directores, funciona como un espejo de su propia experiencia en el mundo artístico: una lucha constante entre la pasión creativa y las dificultades para vivir del arte en México.

El resultado es una película con profundo contenido emocional, donde la imaginación y la oscuridad se entrelazan en un relato lleno de simbolismo.

Una producción monumental hecha a mano

El nivel técnico de la película la coloca como una de las más ambiciosas en la historia del cine de animación mexicano. Para lograrla, se construyeron más de 60 escenarios, 120 marionetas y participaron más de 100 artistas y técnicos de manera simultánea. Cada detalle —desde la iluminación hasta la escultura y la pintura— fue creado manualmente, lo que refuerza la autenticidad y riqueza visual del proyecto.

Los hermanos Ambriz mencionan influencias que van desde El Señor de los Anillos hasta la obra surrealista de Leonora Carrington, logrando una estética que combina fantasía, tradición y arte mexicano.

El apoyo de Guillermo del Toro y el valor del arte artesanal

Uno de los grandes respaldos del proyecto fue el cineasta Guillermo del Toro, quien ofreció asesoría y acompañamiento técnico a los creadores. Aunque no participó directamente en la animación, su presencia fue un impulso fundamental para que Soy Frankelda superara los enormes retos que implica una producción de este tipo en México.

Para los Ambriz, el stop motion es una forma de resistencia artística, un recordatorio del valor del trabajo humano frente a las herramientas digitales y la inteligencia artificial.

Un impulso al futuro del cine mexicano

Más allá del estreno, Soy Frankelda representa una inspiración para la nueva generación de animadores en el país. Los directores esperan que esta producción motive a otros creadores a emprender proyectos igual de ambiciosos, demostrando que el cine mexicano puede competir a nivel internacional en innovación y calidad.

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