La producción mexicana Las Muertas, disponible en Netflix y basada en la novela homónima de Jorge Ibargüengoitia, ha puesto nuevamente en el centro de la conversación el caso de Las Poquianchis, ocurrido en la década de 1960. Dirigida por Luis Estrada, la serie recrea la historia de una red de explotación encabezada por un grupo de hermanas, aunque introduce elementos ficticios que marcan distancia respecto a los hechos documentados.
Personajes y licencias narrativas
Una de las principales diferencias está en la cantidad de protagonistas. Mientras que en la vida real Las Poquianchis eran cuatro hermanas, la serie se enfoca únicamente en dos personajes centrales. Además, los nombres fueron cambiados y se añadieron tramas de venganza y conflictos personales, lo que la convierte en un relato de ficción y no en una reconstrucción histórica fiel.
La revelación de los crímenes
En la historia real, la red criminal salió a la luz gracias a la denuncia de una de las víctimas que logró escapar de la explotación. Sin embargo, en la ficción televisiva, el descubrimiento se presenta como consecuencia de un acto de venganza personal que desencadena la caída de las protagonistas.
Contexto histórico modificado
La producción también modifica el entorno geográfico y la magnitud de los crímenes. En la realidad, los hechos tuvieron lugar en los estados de Jalisco y Guanajuato y se contabilizaron decenas de víctimas. En contraste, la serie opta por escenarios ficticios y reduce el número de casos mostrados, ajustando la trama a un formato más contenido.
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