Un joven australiano de 21 años terminó con múltiples fracturas y lesiones internas luego de lanzarse desde más de 42 metros de altura en unas cataratas de Nueva Zelanda. El salto, que pretendía convertirse en un nuevo récord dentro del deporte extremo conocido como death dive, culminó en una aparatosa caída que lo dejó inconsciente y obligó a una respuesta inmediata del equipo de seguridad.
Accidente en salto extremo desde 42 metros: ¿qué ocurrió?
El joven, identificado como Vali Graham, se preparaba para realizar un salto considerado al límite de la resistencia física humana. La altura —equivalente a un edificio de 13 pisos— exigía una técnica milimétrica que no logró completarse, provocando un impacto brutal contra el agua.
Durante la ejecución, Graham adoptó una posición incorrecta en los últimos segundos de la caída, lo que ocasionó una entrada forzada que le generó una fractura de cráneo, vértebras vertebrales, esternón y la ruptura de un tímpano. También presentó conmoción cerebral y quedó inconsciente al instante.
un australiano de 21 años sufrió una fractura de columna, esternón, cráneo y rotura de tímpano tras saltar desde 42 metros de altura en unas cataratas en Nueva Zelanda. pic.twitter.com/hhEUyChD9A
— Alerta Mundial (@TuiteroSismico) December 5, 2025
Rescate inmediato y el inicio de una recuperación dolorosa
Tras el impacto, los operadores del equipo de apoyo ingresaron al agua para sacarlo rápidamente y evitar que se hundiera. Aunque recobró la conciencia poco después, debía luchar con un dolor intenso y dificultades para moverse.
A pesar de la gravedad de las lesiones, Graham logró avanzar con ayuda hacia la orilla antes de ser trasladado al hospital, donde fue sometido a cirugías en la espalda y el esternón. Días más tarde, comunicó en redes sociales que ya podía caminar y que su recuperación avanzaba mejor de lo previsto.
¿Qué es el “death dive”? El deporte extremo que busca romper récords
El caso reabrió el debate en torno al death dive, disciplina nacida en Noruega que consiste en saltar desde plataformas muy altas, extender el cuerpo en el aire y recogerlo justo antes de tocar el agua. La marca vigente pertenece al deportista suizo Lucien Charlon, con 41.7 metros.
El salto de Graham, de 42.5 metros, tenía como objetivo superar ese registro. La difusión del video generó un enorme impacto entre aficionados y especialistas, muchos de los cuales destacaron tanto el valor como los riesgos que implica intentar una caída a esa altura.
Redes sociales divididas: apoyo, críticas y un nuevo debate sobre el riesgo
La viralización del accidente detonó cientos de reacciones. Algunos usuarios celebraron la valentía del joven y aseguraron que su intento merecía reconocimiento, mientras que otros cuestionaron la responsabilidad de realizar actividades que pueden terminar en intervenciones médicas costosas y operativos peligrosos.
Entre los comentarios circularon mensajes de apoyo, reflexiones sobre los límites del cuerpo humano y críticas que subrayaban la necesidad de regulaciones más estrictas para este tipo de saltos.
“Volveré más fuerte”: el mensaje de Graham tras sobrevivir al salto
Pese a las fracturas y la recuperación que aún tiene por delante, Graham declaró que se siente motivado para regresar al deporte extremo cuando su salud lo permita. Aseguró que su objetivo es “reconstruir su cuerpo” y continuar persiguiendo nuevas metas dentro del death dive.
El incidente se ha convertido en un recordatorio de los riesgos que implica desafiar alturas extremas, así como del estrecho margen entre una hazaña y una tragedia en los deportes de alto impacto.
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