Los Seremos: ¿Qué es y por qué se busca ser Patrimonio Cultural Inmaterial de Chihuahua?

Cada año, cuando el reloj marca las 7 de la tarde en Valle de Allende, los niños piden “Seremos” casa por casa, una tradición que ha perdurado durante siglos.

Joslin Arellanes
Turismo
Los Seremos Chihuahua
Fotografía: Joslin Arellanes

Cada año, cuando el reloj marca las 7 de la tarde en Valle de Allende, los “Seremos” salen a las calles para revivir una tradición que ha perdurado durante siglos. Este singular ritual, que simula una velación a un difunto, es parte esencial del patrimonio cultural de este pueblo mexicano. Sin embargo, a pesar de su larga historia, la tradición de los Seremos se encuentra en peligro de desaparecer.

Los “Seremos” son niños que recorren las calles como "ángeles” y visitan las casas del pueblo en grupos de tres a seis integrantes. Uno de ellos representa al difunto y se cubre con una sábana blanca, mientras los demás encienden una vela y le colocan un crucifijo sobre el pecho para iniciar el ritual. Rezan el Padre Nuestro, el Ave María y, en ocasiones, la Santa Cruz, pidiendo por el alma del difunto, para luego entonar una canción tradicional.

Angelitos somos del cielo bajamos a pedir limosna y si no nos dan… ¡Puertas y ventanas, nos la pagarán, seremos, seremos, calabacitas queremos!”, cantan los niños en coro, mientras esperan recibir dulces y golosinas de las familias del pueblo. Esta tradición se celebra en el Día de Todos los Santos y ha sido un evento emblemático durante más de 300 años en Valle de Allende.

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La historia de los Seremos se remonta a la época de la colonización europea. Cuando la hambruna afectó a Valle de Allende, los niños huérfanos eran enviados a las haciendas para pedir limosna, llevando consigo su propio ataúd, con el objetivo de conmover a los hacendados y compartir las cosechas obtenidas durante esos meses difíciles. A pesar de los siglos que han transcurrido, la tradición se ha mantenido intacta.

Sin embargo, en los últimos tiempos, esta costumbre ha enfrentado desafíos que la ponen en riesgo. La creciente influencia de la cultura extranjera ha llevado al declive de los Seremos en favor de la celebración de Halloween, que ha buscado ganar terreno en otras partes del mundo. Además, dentro de Valle de Allende, la tradición se ha distorsionado y ha perdido fuerza con el paso de los años.

La titular de la Secretaría de Cultura del Estado, Alejandra Enríquez, afirmó que como dependencia buscan que la tradición se documente y así mantenerla viva.

“Desde hace ya varios meses, hay un equipo de Patrimonio, con antropólogos, historiadores que han construido un diagnóstico, o expediente técnico donde se documenta el valor que tiene esta tradición viva donde tiene esta tradición viva en Valle de Allende. Ya que ocurre en nuestro estado”, explicó Alejandra Enriquez.

Este expediente tiene como objetivo principal ser presentado para ser reconocido como patrimonio cultural inmaterial, lo cual implicaría su inclusión en la ley de patrimonio para garantizar su preservación. Dado que se trata de una tradición transmitida oralmente, existe el riesgo de que se pierda con el tiempo.

Ser oficialmente reconocido en la ley supone un importante paso hacia adelante. Esto significa que se le otorga un estatus de reconocimiento, consolidándose como un elemento de identidad único y excepcional para el estado de Chihuahua. Esto representa el primer gran avance.

El segundo paso significativo es que al estar contemplado en la propia legislación, la Secretaría de Cultura y el Gobierno se comprometen a asignar un presupuesto para la preservación y promoción de estas tradiciones y elementos. Esto permitirá una difusión más efectiva y un mayor conocimiento de esta parte integral de nuestra cultura.

Los “Seremos” son un recordatorio de la generosidad y la amistad, y representan una conexión profunda con la historia y la identidad cultural de Valle de Allende. A medida que la tradición lucha por sobrevivir en un mundo en constante cambio, la participación continua de las familias podría ser la clave para su preservación. Aunque la amenaza de que las casas no reciban a estos pequeños visitantes sigue latente, la esperanza reside en la voluntad de las generaciones futuras de mantener viva esta tradición.

La pregunta que se plantea en Valle de Allende es: ¿Seremos la generación que verá partir esta tradición o la que la mantendrá viva para las futuras generaciones? La respuesta solo el tiempo la revelará.

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