La Sierra de Samalayuca, ubicada al sur del municipio del mismo nombre y a unos 50 kilómetros de la frontera con Ciudad Juárez, alberga uno de los enclaves arqueológicos más importantes del norte de México, los petrograbados. Entre sus formaciones rocosas permanecen grabados que datan de más de dos mil años y que permiten reconstruir fragmentos de la vida de las comunidades prehispánicas que habitaron esta región.
El sitio forma parte de una zona conocida por sus vestigios culturales, donde también se han encontrado ruinas, cerámica y restos de antiguas actividades humanas. Sin embargo, son los petrograbados los que destacan como testimonio directo de la forma en que vivían los primeros grupos asentados en el desierto chihuahuense.
Petrograbados con escenas de fauna, caza y vida ancestral
Las figuras grabadas en piedra representan animales, personajes en escenas de cacería y herramientas como lanzas, elementos que muestran cómo se relacionaban los habitantes de la zona con su entorno. Pese a su antigüedad, muchos de estos trazos se conservan con claridad gracias a la resistencia del material rocoso, aunque el paso del tiempo ha comenzado a desgastarlos.
Además del deterioro natural, el vandalismo se ha convertido en una amenaza constante. Grafitis y marcas recientes dañan la superficie de varias rocas, comprometiendo la integridad de las piezas que forman parte del patrimonio histórico de Chihuahua.
La labor del “guardián de los petrograbados”
Entre las comunidades cercanas, la preservación del sitio ha recaído en residentes que han vivido durante décadas a las faldas de la sierra. Uno de ellos es José Beruno Chávez, habitante del lugar desde hace alrededor de 60 años y conocido como “el guardián de los petrograbados”.
Chávez señala que el interés por visitar el sitio ha crecido, especialmente durante los fines de semana, cuando llegan camiones con estudiantes o grupos turísticos. Asegura que incluso visitantes internacionales, como turistas provenientes de Filipinas, han acudido para conocer este patrimonio arqueológico.
Un legado que aún guarda secretos
Los petrograbados son solo una parte del acervo cultural que resguarda Samalayuca. Investigadores locales y visitantes coinciden en que la sierra podría contener campamentos antiguos y otros vestigios de los primeros pobladores de la región, lo que convierte al área en un punto clave para la exploración histórica.
El recorrido por la zona deja claro que aún queda mucho por descubrir. La riqueza natural y cultural del desierto chihuahuense continúa revelando fragmentos de una historia milenaria que demanda protección y estudio.
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