Preocupados por la creciente velocidad a la que circulan los vehículos en la calle Cananea, vecinos de la zona han alzado su voz solicitando a las autoridades locales la colocación de reductores de velocidad en un esfuerzo por garantizar la seguridad de los peatones y especialmente de los niños que transitan por la zona.
La señora Sabina Monse, residente del área, denunció la situación que enfrentan día y noche.
"Muy rápido, los camiones volando, las trocas no dejan dormir toda la noche", expresó con preocupación. Además, resaltó el peligro que representa para el kínder cercano, donde los niños corren riesgo constante debido a la falta de medidas de control de velocidad.
La cercanía del jardín de niños ha generado una gran inquietud entre los vecinos, quienes temen por la seguridad de los pequeños. "Nadie acepta, nadie se pone de acuerdo. También ahí en el kínder están solicitando porque puede haber niños que los atropellen ahí", afirmó la señora Sabina Monse.
Miguel Márquez, quien ha sido residente del lugar durante 40 años, señaló que la calle Cananea siempre ha sido un foco de peligro debido a la alta velocidad a la que circulan los vehículos. "Volando, jugando carreras, los jóvenes aquí muertos y todo. Tiene que cuidarse uno, mucho sábado y domingo está peor", manifestó don Miguel.
A pesar de los reiterados llamados de los vecinos y de la gravedad de la situación, las autoridades de tránsito no han respondido a las solicitudes de instalar reductores de velocidad en la zona. Don Miguel Márquez compartió su frustración con respecto a esta falta de acción. "Fue unas vecinas a tránsito y no, no vinieron. Hace como dos o tres años de eso", lamentó.
Los vecinos resaltan que la excesiva velocidad en la calle Cananea ha llevado a la ocurrencia de varios choques en el área. Ante esta preocupante realidad, hacen un llamado urgente a las autoridades correspondientes para que atiendan su solicitud y tomen medidas efectivas para controlar la velocidad de los vehículos en esta vía. Con la seguridad de los peatones y la integridad de los niños en juego, la comunidad espera que sus preocupaciones sean escuchadas y se tomen acciones concretas en el corto plazo.
