Janucá, también conocida como la Fiesta de las Luces, es una de las celebraciones más representativas del judaísmo. Cada año, esta conmemoración recuerda la rededicación del Templo de Jerusalén tras la victoria de los macabeos sobre el imperio seléucida, un acontecimiento que marcó la historia del pueblo judío y reforzó su identidad religiosa.
La festividad evoca un periodo de persecución y resistencia, en el que un pequeño grupo logró prevalecer frente a un ejército superior, convirtiéndose en un símbolo de perseverancia y fe.
El milagro del aceite y el origen de Janucá
Uno de los elementos centrales de Janucá es el llamado milagro del aceite. Según la tradición, al recuperar el Templo se encontró una pequeña cantidad de aceite puro, suficiente únicamente para mantener encendido el candelabro sagrado durante un día. Sin embargo, ese aceite logró arder durante ocho días, el tiempo necesario para preparar más.
El término Janucá proviene del hebreo jinuj, que significa “reinaugurar”, y hace referencia directa a la consagración del Templo tras su recuperación.
El encendido de las velas y los rituales familiares
Durante los ocho días de Janucá, las familias judías encienden una vela cada noche en la janukiá, un candelabro de nueve brazos. Este ritual va acompañado de oraciones, cantos tradicionales y reuniones familiares que refuerzan el sentido de comunidad.
La luz de las velas simboliza la esperanza, la continuidad de la fe y la victoria espiritual frente a la adversidad.
Tradiciones, alimentos y juegos emblemáticos
La celebración también incluye costumbres que varían según la comunidad, pero que conservan un significado común. Es tradicional consumir alimentos preparados en aceite, como las latkes (tortitas de papa) y donas, en alusión directa al milagro del aceite.
Asimismo, se realizan juegos con el dreidel o sevivón, una pirinola con letras hebreas que forman la frase “Allí ocurrió un milagro”, recordando que la victoria fue posible aun cuando eran pocos frente a muchos.
Una fecha clave para el judaísmo contemporáneo
Janucá se celebra entre los meses de noviembre y diciembre, dependiendo del calendario hebreo, y representa una fecha de gran relevancia para las comunidades judías alrededor del mundo. Más allá de los rituales, la festividad refuerza valores como la resistencia cultural, la identidad religiosa y la transmisión de la memoria histórica de generación en generación.
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