El Gobierno Federal descartó la aplicación de un gasolinazo para el próximo año; sin embargo, analistas económicos señalan que, en los hechos, los consumidores mexicanos siguen enfrentando precios elevados al momento de cargar combustible. A pesar de la estabilidad anunciada, el costo promedio por litro se mantiene muy por encima del que se paga en países vecinos como Estados Unidos.
Precio de la gasolina en México frente a Estados Unidos
En México, el litro de gasolina Magna ronda en promedio los 24 pesos, una cifra que se mantiene prácticamente constante incluso cuando el precio internacional del petróleo disminuye. En contraste, en estados como Texas, el mismo litro puede costar el equivalente a 10 pesos, una diferencia que ha generado cuestionamientos sobre la política fiscal aplicada al combustible en territorio nacional.
El IEPS, el impuesto que encarece el combustible
Especialistas explican que la principal razón de esta diferencia es el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), que se cobra por cada litro de gasolina. Este gravamen representa una parte considerable del precio final que pagan los automovilistas y se ha convertido en una fuente clave de ingresos para el Gobierno Federal.
De acuerdo con análisis económicos, reducir este impuesto implicaría una disminución significativa en la recaudación, lo que explica por qué el gravamen se mantiene elevado pese a las promesas históricas de abaratar el combustible.
Gasto público y subsidios a megaproyectos
El mantenimiento del IEPS también ha sido vinculado con el alto gasto público y el financiamiento de proyectos estratégicos del Gobierno Federal. Entre ellos se mencionan obras como el Tren Maya, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y Mexicana de Aviación, que continúan requiriendo subsidios federales ante su limitada rentabilidad operativa.
Estos proyectos, señalan analistas, son sostenidos en parte con recursos provenientes de impuestos como el aplicado a la gasolina.
Impacto del precio de la gasolina en la economía
El elevado costo del combustible tiene efectos directos en toda la cadena productiva. Transportistas, industrias y empresas enfrentan mayores costos operativos, lo que se traduce en precios más altos de bienes y servicios. Este fenómeno genera un efecto inflacionario que termina afectando al consumidor final.
Además, el alto precio de la energía reduce la competitividad del país frente a otros mercados, lo que puede desincentivar inversiones y afectar el crecimiento económico.
Carga fiscal para los consumidores
Estimaciones señalan que cerca del 60 por ciento del precio que pagan los automovilistas por cada litro de gasolina corresponde a impuestos. Aunque el Gobierno sostiene que el precio del combustible se mantiene estable, especialistas advierten que esta estabilidad se logra a costa de una elevada carga fiscal que impacta directamente en los bolsillos de los ciudadanos.
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