Crisis de violencia en Tabasco: la renuncia de Hernán Bermúdez y las dudas sobre su gestión

El exsecretario de Seguridad de Tabasco, Hernán Bermúdez, dejó su cargo en medio de una ola de violencia y tras sobrevivir a un atentado.

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El 5 de enero de 2024 marcó un giro en la política de seguridad de Tabasco. Mientras el estado enfrentaba una jornada de violencia criminal, Hernán Bermúdez participaba en lo que sería su última reunión como secretario de Seguridad en Villahermosa. El gobernador Carlos Merino aseguraba que no habría concesiones ante “chantajes propagandísticos”, pero horas más tarde Bermúdez presentó su renuncia.

Una dimisión en medio del caos

La salida del funcionario ocurrió tras una serie de ataques armados, narcobloqueos y asesinatos que pusieron en jaque la seguridad del estado. Bermúdez ya había sobrevivido a un atentado en los últimos días de 2023, lo que evidenció el deterioro del control gubernamental frente al crimen organizado.

Aunque su renuncia fue presentada con un discurso triunfalista, versiones periodísticas señalan que la decisión estuvo marcada por la presión política y por una crisis que resultaba insostenible.

Respaldo político cuestionado

Durante su gestión, Bermúdez contó con el respaldo de la élite política tabasqueña, encabezada por Adán Augusto López. A pesar de las críticas por la creciente inseguridad y las supuestas vinculaciones con grupos criminales, se le mantuvo en el cargo hasta que la violencia escaló a niveles incontrolables.

Expertos señalan que la permanencia de Bermúdez en el puesto refleja un patrón de protección institucional que podría haber facilitado la operación de organizaciones delictivas en la región.

El relevo y nuevas sospechas

Tras su salida, el gobernador interino nombró como sustituto a José del Carmen Castillo, alias La Rana, un cercano colaborador de Bermúdez. Sin embargo, investigaciones lo relacionaron con el grupo criminal conocido como La Barredora. Su gestión apenas duró unos días, alimentando las sospechas de que el cambio obedeció más a proteger intereses internos que a recomponer la estrategia de seguridad.

Un futuro incierto

La renuncia de Bermúdez y el breve paso de Castillo abrieron un debate sobre la responsabilidad política en el manejo de la seguridad en Tabasco. Las autoridades aún enfrentan cuestionamientos sobre por qué se permitió la continuidad de funcionarios señalados y cómo se responderá ante los crímenes cometidos bajo su gestión.

Lo que queda claro es que la crisis de violencia en Tabasco no solo expuso la fuerza del crimen organizado, sino también las debilidades institucionales que permitieron su expansión.

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