A casi una década de su fallecimiento, la figura de Juan Gabriel vuelve a conmover al público con una revelación inesperada. El documental “Juan Gabriel: Debo, puedo y quiero”, recientemente estrenado en Netflix, expone por primera vez un episodio doloroso y desconocido del intérprete de Amor eterno: el abuso sexual que sufrió durante su adolescencia a manos de un sacerdote.
La producción, dirigida por María José Cuevas y producida por Laura Woldenberg e Ivonne Gutiérrez, muestra una faceta del ícono mexicano que nunca antes había sido contada, abordando con respeto los momentos más difíciles de su vida y el poder con el que logró sobreponerse a ellos.
El abuso que marcó su juventud
El periodista y gestor cultural Alejandro Brito es quien rompe el silencio en el primer episodio de la serie. A los quince minutos de la entrega, relata que Alberto Aguilera Valadez, nombre real del cantante, enfrentó una infancia sin apoyo familiar ni estabilidad emocional.
Según Brito, cuando Juan Gabriel tenía 13 años trabajó como mozo en la casa de un sacerdote, quien abusó de él. El testimonio, hasta ahora inédito, revela el origen de muchos de los vacíos y heridas emocionales que el artista transformó, años después, en arte y sensibilidad musical.
“Su declaración muestra una niñez difícil y solitaria, sin hogar ni orientación. Fue víctima de abuso cuando apenas era un adolescente”, narra Brito, sin ofrecer más detalles sobre el agresor ni las circunstancias del hecho.
Una infancia de adversidad y resiliencia
La serie también profundiza en los años formativos de Juan Gabriel. Nacido el 7 de enero de 1950 en Parácuaro, Michoacán, el joven Alberto creció en un entorno de carencias. Tras la separación de su familia, se mudó con su madre a Ciudad Juárez, donde enfrentó la pobreza y el abandono.
En la Escuela Laica de Mejoramiento Social para Menores encontró a sus primeros mentores: Micaela Alvarado y don Juan Contreras, quienes descubrieron su talento innato para la composición. Antes de cumplir los 14 años, ya había escrito su primera canción, “La muerte del palomo”. Desde entonces, alternó trabajos humildes y presentaciones en bares de Ciudad Juárez, donde comenzó a forjar la personalidad artística que lo caracterizó: intensa, apasionada y profundamente humana.
Hasta que conocí a Alberto Aguilera entendí lo que es el dolor bonito. 💖 La miniserie documental 'Juan Gabriel: Debo, puedo y quiero' ya está disponible solo en Netflix. ✨ pic.twitter.com/Q1BXOnYabc
— Netflix Latinoamérica (@NetflixLAT) October 30, 2025
De la cárcel al estrellato
La serie retrata también uno de los giros más dramáticos en la vida del intérprete: su reclusión en la cárcel de Lecumberri, acusado injustamente de robo. Fue ahí donde su destino cambió al conocer a La Prieta Linda, quien quedó impresionada por su talento y ayudó a conseguir su libertad.
Gracias a ella, Juan Gabriel firmó con la disquera RCA Víctor, dando inicio a una carrera que lo convertiría en uno de los artistas más importantes e influyentes de la música mexicana.
Imágenes inéditas y una mirada íntima
Uno de los mayores atractivos del documental es el acceso a más de 40 años de archivos personales del cantante, incluyendo grabaciones, fotografías y audios realizados por él mismo. Estos materiales permiten conocer una versión más humana del ídolo, mostrando su proceso creativo y su vínculo con el público.
La serie, compuesta por cuatro episodios, explora la dualidad entre el mito y el hombre, entre el dolor que lo forjó y la luz que compartió a través de su música.
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